Por Matheus Palma*
Conocer el entorno político y regulatorio requiere mucho más que seguir proyectos de ley. El verdadero desafío está en comprender las fuerzas que moldean estas decisiones: quiénes son los stakeholders clave, qué intereses están en juego y cómo las discusiones se conectan con el panorama más amplio.
Es en este contexto que la Inteligencia Artificial (IA) está redefiniendo la forma en que las empresas estructuran sus estrategias en Relaciones Gubernamentales (RelGov).
Actuar de manera eficaz en RelGov significa ir más allá del Ejecutivo y el Legislativo. Organizaciones de la sociedad civil, el sector productivo, universidades y formadores de opinión también desempeñan un papel decisivo en la formulación de políticas públicas. Mapear estos stakeholders y sus conexiones permite anticipar tendencias, reducir riesgos e identificar oportunidades estratégicas.
Entiendo que la IA potencia este proceso al procesar grandes volúmenes de datos y detectar patrones antes invisibles. Más que solo enumerar stakeholders relevantes, la tecnología permite comprender sus intereses, redes de influencia y posicionamientos en tiempo real, posibilitando un enfoque más asertivo y contextualizado.
El impacto de una decisión política no se limita al entorno regulatorio; se extiende a la sociedad y puede influir directamente en la reputación de las empresas. Monitorear cómo se discuten ciertos temas en la opinión pública y en los círculos de poder ayuda a anticipar riesgos y a ajustar posicionamientos con mayor precisión.
Las herramientas basadas en IA ya permiten analizar el sentimiento de diferentes grupos, identificar cambios en la percepción pública y prever posibles escenarios antes de que se materialicen. Este nivel de inteligencia estratégica garantiza que la actuación en RelGov sea proactiva, y no reactiva.
La adopción de la IA en RelGov ya no es una cuestión de tendencia, sino de necesidad. Las empresas que estructuran sus estrategias basadas en el análisis de datos pueden operar con mayor previsibilidad e influencia, asegurando un posicionamiento más sólido frente a cambios políticos y regulatorios.
La tecnología no sustituye la experiencia humana, sino que amplía su capacidad para interpretar el escenario y tomar decisiones. Entiendo que la pregunta ya no es si la IA debe incorporarse al RelGov, sino cómo utilizarla para convertir los datos en una ventaja competitiva.
Creo que el futuro de las Relaciones Gubernamentales pasa, inevitablemente, por la Inteligencia Artificial. Las empresas que integran tecnología en su proceso de toma de decisiones no solo reaccionan a los cambios, sino que se anticipan a ellos, posicionándose de manera más estratégica y eficiente.
En un entorno regulatorio cada vez más dinámico y complejo, contar con IA para mapear stakeholders, analizar tendencias y estructurar narrativas asertivas puede marcar la diferencia entre influir en el juego político o ser simplemente un espectador más.
* Matheus Palma es responsable de Desarrollo de Negocios en TSC Brasil, licenciado en Administración de Empresas por la Fundação Getúlio Vargas - SP, con un MBA en Gestión de Negocios por el Instituto Brasileño de Mercado de Capitales - RJ y un posgrado en Gestión de Productos por el Business Behavior Institute.